miércoles, 1 de septiembre de 2010

Comerme la vida, bebiendome el miedo...


Hoy me levante con hambre..Voy a ver que hay en mi despensa….
Empezare por el armario de mi niñez…
Oh vaya! Esta cerrado con llave, pero al ser de cristal puedo ver lo que hay guardado. La boca se me hace agua viendo esas migas que quedan de mi ultimo juego de muñecas que deje sin acabar porque me llamo aquella vecinita del 7º para que bajaramos a jugar al parque(estaba claro que ganaba el plan de llenarme de polvo saltando a la comba con ella). Sigo mirando y veo una onza de aquel dulce puzle que con tanta paciencia armé. Debajo está ese bote de tardes en esa plaza sin querer jugar al escondite porque lo odiaba. Detrás asoma ese paquete de galletas que nos prometimos guardar aquellas niñas de mi barrio y yo la tarde en la que nos dimos cuenta que un “ken” de carne y hueso nos empezaba a llamar mas la atención que sus baby dogtz o mi nenuco. Ay! Como me gustaría incar el diente a una de esas galletas. Solo de pensarlo mi ruidito de tripas aumenta asique mejor sigo mirando en otro armario..
Mirare que encuentro en la alacena de mi adolescencia...
Jo! Que pena! Todo esta caducado; el sobre de sopa de tardes de risa en el recreo de mi instituto; los botes de especias de tardes en las escaleras de aquel ciber, donde el único sabor que consigo recordar son aquellas grandes amigas que conoci; la salsa fabricada con noches de bailes, risas y alguna que otra canción regada con un poquito de alcohol que tomabamos como ritual cada fin de semana cuyo ingrediente principal eran mil gramos de abrazos y unos 500 de buenos detalles; las latas del primer beso condimentadas con el primer desengaño también pèro que aun asi su sabor no estaba del todo mal; aquel brick de esas sesiones de fotos que siempre sabían a ese toque especial de cariño y que hoy sigo recordando el aroma que dejaba cuando se empezaba a cocer en esa olla de las confesiones a cualquier hora del dia; y la crema de verduras con sabor al pueblo donde descubri aquel ingrediente que aun sigo conservando con mucho cariño que siempre meto en mi bolso para que venga conmigo alla donde me apetezca cocinar.
Esta alacena la segui colocando con paciencia hasta hace tan solo dos años, quizás soy una tipa rara por no ser capaz de tirar estos alimentos por muy caducados que estén , pero los seguire conservando como un buen recuerdo.
Miro entonces en la encimera y solo encuentro encima ese frutero (que no consegui ver hasta que la madurez me hizo alcanzar estos 170 centimetros de altura). Solo queda una manzana de tipo “mundo” .Ojalá la hubiera seguido sin ver como cuando mi inocencia me hacia ver las cosas mas bonitas a ras de las estanterías mas bajas de la casa. En ella se puede observar un surco con forma de africa golpeado por la miseria, otro con forma de america golpeado por la droga y el hambre, otro con forma de europa golpeado por el terrorismo, otro con forma de Australia golpeado por la maldad y el ultimo surco, mas grande que los demás con forma de asia y golpeado por la guerra.De estos golpes se desprende un jugo con mal aspecto fruto de la contaminacion y, por si esto fuera poco, observo y veo salir gusanos que solo me pueden indicar que esta totalmente podrida.
Creo que se me ha quitado el hambre. Mañana será otro dia y bajare al supermercado ese de "maneras de vivir" .Alli tienen de todo en buenas condiciones y espero que, ya que no puedo cocinar para todo el mundo, al menos me haga un buen plato que me nutra de emociones saludables. Si me sale bueno prometo guardarlo en la nevera para que jamás se estropee, y asi comerme la vida cuando me apetezca y si el miedo hace que no pase bien por la garganta, lo acompañare con un buen vaso de "el empujoncito que me falta" para tragarmelo y que no me impida devorar cada gramo de ese manjar.

Luna...